Aceleración y desaceleración en el swing de golf
Todos sabemos que el swing de golf es un movimiento específico que implica una fase de aceleración, imprescindible para poder generar una velocidad adecuada e impactar de forma eficiente la bola. Este es una de las fases más relevantes de la cadena cinética del swing, debido a que, en un muy corto período de tiempo, (poco más de un segundo), se alcanzan altas velocidades o al menos eso es lo que se pretende.
Pero si bien, entrenar ese aspecto, para poder imprimirle mayor velocidad a la bola en el momento del impacto para poder lograr mayores distancias, debería ser uno de los objetivos de nuestro swing, no podemos obviar otro componente, tan determinante y significativo que también conforma esta cadena, que es la desaceleración.
El secreto de un buen swing es que nuestro cuerpo tenga la habilidad de generar más velocidad, pero a su vez también, la capacidad de desacelerar, esto sería la anti-rotación y es muy importante para generar una mayor estabilidad en la columna, capacidad vital no sólo en cuanto al rendimiento, sino además para la prevención de lesiones.
La anti-rotación al igual que la aceleración se puede entrenar, como por ejemplo, enseñándoles a los abdominales a resistir fuerzas laterales. De esta forma seremos capaces de estabilizar el cuerpo mientras los segmentos adyacentes se estiran y contraen, esta capacidad es la que nos va a permitir generar velocidad y mantener una postura consistente durante el swing, por lo tanto, podríamos concluir que, para lograr un buen swing, no sólo debemos entrenar la aceleración (y velocidad), sino también, la desaceleración y la base para que éstas se manifiesten de manera eficiente, que es la estabilidad.
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