El  Core: 

El core se refiere a algo más que sólo abdominales. Abarca la musculatura entera del torso, incluyendo los abdominales, los oblicuos, los erectores, los glúteos, los flexores de la cadera, el dorsal, los aductores, y más. El core actúa en los hombros, escápulas, columna, pelvis, y caderas. En la columna, puede producir, puede reducir, y puede resistir la flexión, extensión, flexión lateral, y rotación de la columna. Es responsable de transmitir las fuerzas desde del tren superior al tren inferior. Además un core más fuerte puede mejorar el rendimiento y puede impedir lesiones. (Core Stability Training for the Advanced Bret Contreras)

 

El concepto de CORE no debería entenderse como generador de potencia muscular, sino que las estructuras osteo-articulares y músculos que la componen, coordinados por el sistema nervioso deben desarrollar la función de controlar y/o estabilizar el tronco y con ello permitir que las extremidades puedan transmitir fuerza de forma adecuada (Vera-García et al., 2015).

 

 

En el Golf, poseer un “buen Core”, no sólo es importantes para evitar molestias (sobre todo en la zona baja de la espalda) o lesiones, sino también para mejorar el rendimiento, se sabe un Core eficiente reducirá el margen de cometer errores técnicos, como por ejemplo:

  1. Pérdida de ángulos: La habilidad para mantener el ángulo de la espalda durante el swing es directamente proporcional a la fuerza y equilibrio de los músculos centrales (CORE) y glúteos, éstos son los reyes del equilibrio de la espalda y nos ayudan a mantener el trinco flexionado hacia adelante durante el swing.

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